Hoy,
más que nunca, disponemos de una casi infinita y, a veces,
desquiciante, gama de herramientas y aplicaciones disponibles para
nuestras aulas (con mayor o menor interés educativo). En consecuencia,
el mundo digital ha creado una nueva forma de intercción entre las
personas y, también, una nueva manera de difundir conocimientos: dicen
que cualquier respuesta está a unos clicks de distancia... Nos convenza o
no esta (temeraria) afirmación, lo cierto es que hay que adaptarse o
claudicar, y los portfolios son una buena manera de comenzar y, por
supuesto, de mostrar el trabajo propio del personal docente, exhibiendo
los logros del alumnado y los resultados de nuestras innovaciones
educativas.
Tareas más completas
- Los portfolios digitales amplían el repertorio de técnicas disponibles para el alumando a través de las cuales pueden demostrar su aprendizaje: al papel y al lápiz, se añaden fotos, vídeos y audios. Las tareas se vuelven más completas.
Inclusión
- En aulas inclusivas, posibilita la participación de estudiantes con diversidad funcional (por ejemplo, N.E.E.), proporcionándoles modos alternativos de expresión y de demostración de conocimientos
Familias
- Mayor accesibilidad de cara a las familias, que pueden ver el trabajo de sus hijos e hijas expuesto en "muros" digitales, y recibir la retroalimentación por parte del docente en un breve lapso de tiempo
Aprendiendo a comunicar(se)
- La comunicación efectiva, tanto de forma oral como escrita - o sea, la famosa "Competencia Lingüística" de la LOCE - es una habilidad de supervivencia hoy en día (y cada vez cobrará más importancia)
Huella y permanencia
- Cada estudiante puede su evolución durante periodos más largos de tiempo: el papel se desecha o se almacena, quedando relegado en el olvido.; el portfolio digital permanece (y es accesible por todos y todas)
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